La mancha se percibe como la alternancia de claridad y oscuridad, y la variación de color del mundo que nos rodea. Vivimos en un mundo dimensional y las variaciones de luz constituyen el medio con el que ópticamente se percibe la complicada información visual del entorno. Es uno de los mejores instrumentos de los que dispone la visión para expresarse. Gracias a ella se distinguen en el espacio el movimiento súbito, la profundidad, la distancia y otras referencias ambientales.
El ser humano puede captar varias variaciones de gris, considerando el blanco y el negro como los extremos de esta gradación, y esta particularidad perceptiva de valores se denomina claroscuro. A nivel práctico, la escala de grises más empleada no suele tener más de trece valores, incluyendo entre ellos el blanco y el negro.
La fotografía y el cine en blanco y negro, el dibujo, el grabado, todas las técnicas que sólo emplean el claroscuro representan un mundo que no existe, un mundo visual que aceptamos sólo por el predominio perceptivo que tenemos de la escala monocromática de valores.