Dibujar es crear imágenes mediante una adecuada representación gráfica. Los primeros dibujos conocidos datan el arte rupestre. Desde entonces, los artistas han utilizado, para dibujar, todo tipo de procedimientos, algunos de los cuales han llegado sin variaciones hasta el arte contemporáneo.
El dibujo es la base fundamental de la pintura, de la escultura, de la arquitectura y, en general, todas las artes plásticas. El dibujo es una obra artística cuando está hecho con perfecto dominio de sus posibilidades expresivas. El aprendizaje es lento, pero fácil. Para seguir el método que se expone a continuación, solamente se requiere tiempo y mucho interés, porque es imprescindible la realización de numerosos ejercicios.

Elementos formales de la composición plástica.

La composición
Componer es organizar formas, colores y espacios, según una idea pensada a priori, para conseguir un conjunto expresivo y equilibrado. Esta organización nos ayudará a conseguir el efecto deseado, ya que creará un interés visual al ser estéticamente agradable y fácilmente legible. Así, puede afirmarse que la composición es el esqueleto de toda expresión plástica. De ella depende que se consiga comunicar con todo el énfasis aquellas cosas que sólo pueden decirse en el mundo de las imágenes.
Los aspectos que intervienen en la composición son: la unidad, la variedad, el equilibrio, la simetría y el ritmo.
En la composición, los elementos se relacionan según diversos sistemas de organización, lo que proporciona distintas clases de composición, siendo las principales la estática y la dinámica.
La composición estática, también denominada clásica porque es la que se ha utilizado a través de los siglos en todas las expresiones artísticas, emplea la unidad, el equilibrio, el ritmo y la simetría para conseguir una armonía de conjunto. Obtiene la riqueza expresiva mediante tensiones muy equilibradas y transiciones suaves que producen tranquilidad de visión.
La composición libre o dinámica es la que está dominada por el contraste de los elementos, mezclando aspectos muy fuertes con otros apenas sugeridos. Este tipo de composición no está inspirado en reglas constantes.
Las leyes fundamentales de toda composición son la unidad, la variedad y el ritmo.

  • Unidad. Debe haber una armonía entre lo que quiere expresarse y la manera personal de hacerlo. Hay que evitar la distribución casual de los elementos, la confusión, y debe buscarse la claridad, ya que se puede trabajar con diversas cosas, pero ordenadas según una idea. En una obra de arte todos los elementos están relacionados de tal manera que la unidad que forman tenga más valor que la simple suma de sus partes.
  • Variedad. Para que una obra tenga interés hay que escoger una variación de elementos que aporten novedad. Se puede conseguir mediante el contraste, por ejemplo, entre líneas y masas, entre direcciones y estructuras, mediante la vivacidad de colores, etc. Cuanto más variada sea una composición, mayor interés suscitará y, por lo tanto, más atractiva será para el observador.
  • Ritmo. En la composición, el ritmo es la modulación armónica de los valores visuales. A pesar de que el dibujo o la pintura que se esté contemplando sea fijo e inmóvil, el ojo está escudriñando constantemente el entorno y el artista puede, en su obra, proyectar el movimiento. El ritmo, una dinámica compositiva, se expresa mediante la proporción, la simetría, las variaciones en la intensidad del tono, de valor y en la densidad. Así se puede crear distintos tipos de ritmo: rotaciones, repeticiones, gradaciones, alternancias y sus múltiples combinaciones.